viernes, 6 de marzo de 2015

Nainoná

Querido Lord Baley:


Que la estadística es la mas arbitraria, déspota y estúpida de las ciencias, y eso en el caso de que podamos referirnos a alguna otra con los mismos apelativos, es algo que sabemos desde que construimos nuestro emporio de t- shirts con serigrafías tan imposibles como: cada vez que te vuelves sola a casa [serigrafía en bolsillo delantero] fomentas la prostitución [serigrafía en espalda de hombro a hombro], o cada vez que te vuelves sola a casa [ídem] se te caen un poco las tetas. [ídem]
Ver para creer.

Lo curioso de la estadística es que siendo toda una ciencia [quien sabe, igual se equivocaron y  querían presentarla  como disciplina artística, lo cual justificaría al menos un poquito su estupidez] puede utilizarse a antojo, de manera sesgada según los intereses, e incluso romperse, aun cuando casi únicamente al  referirnos  a las mas variadas gilipolladas como son las apuestas deportivas, o mi favorita, la intención de voto. 

Para el resto, querido Baley, la estadística determina la realidad manifiesta o visible de aquello de lo que es objeto; es a la vez la única verdad que existe al respecto, como la respuesta probablemente mas plausible al dilema de H.G. Wells y el doctor Griffin. Porque la estadística, condena a la invisibilidad más absoluta a aquello cuyo porcentaje no comulga con la mayoría.

Pues eso es exactamente lo que la Fundación Secretariado Gitano ha descubierto con la sucesiva emisión de programas televisivos como Gipsy Kings o Palabra de Gitano.
[Risas] Bienvenidos al maravilloso mundo de la ciencia caballeros, una en la que los trasuntos que no alcanzan la media no cuentan para nada, quedan proscritos como universos paralelos [es muy posible que existan, pero, ¿quien los ve?] 

Y nos ha jodido que lo que vemos en sendos programas es una generalización, y claro que se olvida de esos gitanos que prosperan entre payos, poliglotas que incluso dominan el castellano, licenciados con cargos en instituciones del mas diverso pelaje, en definitiva, integrados, pero integrados de verdad en una sociedad como la española. Pero no interesan, no venden, y lo que es peor, no compran. Y si no pregunte a esas madres con hijos afectados de enfermedades raras, pregúnteles como lo llevan con las farmacéuticas, esas que ni se molestan en invertir en investigación porque no les sale a cuenta.

Sin embargo Baley, la diferencia entre unos y otros es que mientras la madre de un niño afectado como hemos dicho se lamenta por algo que podría pasarnos a cualquiera, sin excepción, el gitano lloriquea por algo que solo le pasa a él.
Así que en lugar de quejarse tanto por la escasa repercusión que en la tele tienen los gitanos ilustrados, más les valdría preocuparse de enviar a sus hijos al colegio, y no estar casando a las niñas con quince años, no te jode.


Sin otro particular


Casey Rossfield.

No hay comentarios:

Publicar un comentario