Querido Baley:
Maldita sea, cualquier término con que pudiera calificar la ignominiosa prensa deportiva de este país, tanto más pequeña, mediocre, mentirosa y tendenciosa cuanto más provinciana, cualquiera con que pudiera referirme al grupúsculo de facinerosos que tanto informan opinadamente como opinan desinformadamente, cualquiera palidece ante la certeza implacable de Sören Kierkegaard hace más de ciento cincuenta años:
La prensa diaria es el principio maligno del mundo moderno y el tiempo no hará sino poner de manifiesto este hecho con una claridad progresiva. La capacidad de degeneración del periódico es de una sutileza ilimitada, puesto que siempre puede hundirse más y más en su elección de lectores. Al final, inflamará a todas esas escorias de humanidad que ningún estado ni gobierno puede controlar.
Los últimos años: Diarios, 1853-55
Y lo peor, es que se puede aplicar al resto del periodismo.
Sin otro particular
Casey Rossfield
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