martes, 17 de marzo de 2015

Cociendo intelectuales

Querido Lord Baley:


Según un estudio de la universidad King´s College de Londres, cuyos fondos efectivamente podrían destinarse a incentivar sin pausa la investigación contra en cáncer, enfermedades raras, o en general cualquier dolencia, incluso el aburrimiento, el cociente intelectual humano crece una media de tres puntos y pico cada veinte años, lo cual y pese a la podredumbre de mis matemáticas, deja bastante claro que al menos algunos de los conflictos mas irresolubles del planeta, y el que dice conflictos dice problemas, etc., tienen que esperar dos generaciones de individuos a ver si les llega el turno. 

El problema es que dicho estudio no especifica el momento a partir del cual empezó a contar dicho intervalo, ni mucho menos si dicho incremento es homogéneo o solo se da en aquellos entornos en los que se cuenta con los medios propicios para su desarrollo, al estilo de una evolución Darwinista, etc.,  por lo que es muy probable que aún no estemos disfrutando de dicho incremento en lo que se refiere a la clase política española. O puede que se trate en realidad de la atribución de una media a nivel global, por lo que no sería descabellado pensar que así como hay alguien que a buen seguro está consumiendo sus dos horas de televisión diarias, sea la caspa parlamentaria de alguna república sur-africana la que esté disfrutando de esos tres puntos que a priori nos corresponderían. 

Ignoro la credibilidad de este estudio, o si al menos podemos concederle alguna credibilidad, pero no hay que ser muy listos para darse cuenta de que al menos al consistorio madrileño no ha llegado atisbo alguno de inteligencia durante los casi veinte años que lleva gobernando la capital. 
Los ejemplos son amplios y variados, pero no hace falta irse muy lejos para dar con el epitome de tanto despropósito intelectivo. Vea si no el proyecto faraónico pensado para la ampliación del norte del Paseo de la Castellana, y dígame entonces si los adalides del PP no ven la construcción como el origen y a la vez solución de la crisis que padecemos desde 2008.
Pero lo peor no es eso. Lo peor son todos los aquellos  que de nuevo van a legitimar la democracia liberal que ha arrasado este país, todo por no quedarse en casa  tranquilamente la mañana del domingo viendo la F1, o follando, o en la Latina de cañas, o visitando el museo del Prado, etc., en fin, haciendo algo seguramente más edificante que certificar una vez más que a lo sumo aquí lo que hay es mucho listo, y que el resto, les vota.


Sin otro particular

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