Cuando el rock era rock lo fue porque era demasiado joven, demasiado ingenuo y tenía demasiado poco que perder para ser consciente de si mismo, justo antes de mirarse al espejo y reconocerse al otro lado, y ver como en una reflexión infinita de espejos enfrentados el vértigo se asomaba hasta el infinito y mas allá.
Fue entonces cuando Robert Plant advirtió su pacto con el diablo, cuando Axl Rose sucumbió al encanto de la serpiente, cuando Kurt Cobain fue llamado a filas por la posteridad de una generación.
El buen bebedor es aquel que sabe cuando dejarlo. El buen jugador es aquel que sabe cuando plantarse.
Pero por suerte, a través del tiempo y el espacio Ian Astbury sigue hablando por mi cuando te acercas, y me dejas sin palabras.
Pequeños milagros de la era digital.
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